
Hay veces que la vida nos pone pruebas, buenas y malas; pruebas que nos agitan nuestro mundo pacífico, feliz y seguro. Mientras estas pruebas duran, te sientes como dentro de un salero, tu mundo se agita y algunas cosas pueden moverse de lugar o, en algunos casos, perderse. Te sientes confundido, desorientado, desorbitado y hasta mareado, sin saber que dirección tomar.